lunes, 27 de enero de 2014

Noches de sangre (Segunda parte)

CAPITULO 2. Visitas a media noche


Después de un gran debate interno decidí quedarme en aquella habitación, no estaba tan mal. Era amplia, con una cama enorme y una gran vista. Desempaque todas mis cosas y las acomode el pequeño buro que estaba al lado de la cama.

Estaba terminando de ordenar mis camisas cuando percibí el olor a vainilla de nuevo, mire a todos lados en la habitación pero no había nada, ni nadie. Seguro que solo era mi imaginación.

Pronto la cena estuvo lista, todos nos sentamos a la mesa y comenzó la conversación.

-mi habitación es enorme- dijo Michael

-no más que la mía- replico Gerard

-a mí me gusta la nuestra- resoplo mi mama mientras miraba a papa

Todos parecían felices y yo no podía sacarme el olor a vainilla de la cabeza. Cuando la cena termino todos partieron a sus habitaciones a dormir. Yo hice lo mismo. Me puse la pijama y me recosté en la cama, me tape bien y cerré los ojos.

Después comencé a soñar, o algo así, estaba en un cuarto oscuro y podía escuchar la risa de una niña a la distancia pero esa alegre risa se convirtió en un grito de terror. Y me desperté.

Me senté en la cama, mi respiración era entrecortada, estaba agitado, y de la nada apareció el olor a vainilla de nuevo. Estaba tan oscuro que no podía ni ver la palma de mi mano frente a mi cara, lentamente me levante de la cama y fui a encender la luz. Entonces me quede en shock.

El cuarto rosa estaba ahí de nuevo, todo igual a como lo había visto antes; sabanas, muñecas, colores, el olor. Estaba a punto de gritar cuando unas manos me tomaron por detrás, una de ellas tapaba mi boca mientras que la otra retenía mis brazos. Al principio me asuste, luego pensé que podía ser uno de mis hermanos jugándome una broma, pero cuando vi el esmalte rosa en las uñas de quien me tapaba la boca me asuste aun más que antes.

-cálmate, no querrás despertar a todos- era una voz suave, armoniosa, definitivamente de una chica - ¿te gusta mi habitación?- pregunto de la nada

Yo solo me quede ahí, sin hacer nada, mi mente estaba en blanco.

-será mejor que vuelvas a dormir- soltó mis brazos y apago la luz



La mano que tapaba mi boca también se fue, gire de inmediato y encendí la luz de nuevo. Pero entonces ya toda había vuelto a la normalidad.

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