miércoles, 16 de abril de 2014

Morir por ti (2° parte)

Recuerdan la historia que Elena y yo estamos escribiendo? Pues si no la recuerdan busquen la primera parte y cuando acaben siguen con esta xD



2.- El día después

-Señorita Helen, le he dicho que está prohibido usar lentes oscuros dentro del salón-

Al escuchar un fuerte golpe cerca de su oído la joven levanto la cabeza aturdida, un tanto confundida parpadeo un par de veces hasta darse cuenta de que el profesor de matemáticas se encontraba frente a ella.

-Bien, ahora que esta despierta sería tan amable de quitarse esos lentes oscuros, le he dicho cientos de veces que no puedo usarlos en clase.

Helen le dedico una mirada de desdeño antes de quitarse las gafas y dejarlas sobre su escritorio.

-Mucho mejor- clamo el profesor y regreso al pizarrón donde comenzó a escribir una seria de problemas que, definitivamente, ella no iba a responder

Dejo que la voz del profesor se perdiera en la distancia mientras cruzaba sus brazos sobre el escritorio y llevaba su mirada hacia la ventana. ¿De quién había sido la estúpida ida de enviarla a la escuela? ¡Ah cierto! Era culpa de su horrible tío que, gracias a sus padres, era quien la cuidaría esos días.

Claramente no era un hombre muy responsable, pero sus padres no habían logrado conseguir a nadie más. Pero eso poco le importaba, al contrario, era algo así como una ventaja, así había podido fugarse la noche anterior.

La chica había ido a un bar en el centro, bebió demasiado, tanto que solo recordaba haber peleado con el cantinero por negarle más alcohol y luego despertó en su habitación esta mañana, cuando su tío le “recordó” que debía ir a la escuela.

Justo el lugar donde menos quería estar, y para colmo la resaca la estaba matando.

-Helen, ¡Hey Helen!- susurro Lily sacudiéndola levemente –El profesor te habla-

-Le hice una pregunta señorita- la voz del hombre se elevó casi a un grito -¿Ha escuchado algo sobre lo que eh explicado en la ultima hora?-

-¿La verdad?- negó con la cabeza lentamente -¡No! No tengo ni idea de lo que dice, de hecho, casi me quedo dormida de nuevo-

-Suficiente- Grito molesto –Salga inmediatamente de mi clase y no vuelva hasta que decida cambiar esa actitud, descarada y altanera, que tiene-

Sin decir nada más Helen tomo su bolso y salió del salón ignorando los últimos gritos enfurecidos del profesor. Rodo los ojos y encamino sus pasos al patio trasero de la escuela, el sitio perfecto para todos aquellos que saltaban clases o que, como ella, eran sacados de estas. Ningún maestro iba supervisar aquel sitio y por eso era el lugar perfecto para matar el tiempo.

La joven se sentó en una de las jardineras y saco un cigarrillo de su bolso.

-Otra vez te brincaste la clase? –pregunto uno de los chicos que está sentado no muy lejos de donde ella se encontraba.

-En realidad me quede dormida en la clase de matemáticas y le dije al profesor que su clase era aburrida –respondió encendiendo el cigarrillo y dándole una calada-. Así que por eso no estoy en clases en estos momentos.

El otro chico rio y fue a sentarse con ella.

-¿Estas enferma? -pregunto mirándola con atención

-Tengo resaca -respondió dando otra calada e ignorando al joven que no paraba de hablarle.

Le resultaba tan molesto que justo en días como estos, cuando menos tenía ganas de escuchar a las personas, era cuando más gente le hablaba. Cerró los ojos y pronto dejo de escucharlo.

En cuanto el timbre sonó tomo su bolso y apago el cigarrillo agradeciendo que aquel chico la dejara sola, se levantó de la jardinera para ir a su siguiente clase, química. No podía faltar ya que el profesor le había dicho que si tenía una falta más la haría repetir el curso.

Helen entro al salón y dejo sus cosas en el lugar que siempre ocupaba, sin embargo ya había un cuaderno en esa mesa. Sin importarle mucho se sentó en el lugar, tomo la libreta y pasando un par de páginas busco el nombre del propietario. Era de un tal Stefan, ella lo cerro y lo dejo en detrás de ella.

-Ese es mi lugar -dijo un chico deteniéndose justo a un lado de ella, miró la banca que se encontraba detrás y luego volvió la vista a ella-. Y ese mi cuaderno.

-Sí, bueno -respondió ella-, no me interesa.

Stefan tomó el cuaderno y fue a sentarse a otra fila, no sin antes dedicarle una dura mirada a la chica, quien sonrió irónica cuando se dio cuenta de eso.

-Bien chicos -dijo el maestro cuando entró al salón-. Esta semana vamos a hacer un proyecto para el que será necesario que hagan equipos de dos personas, ya que el trabajo es un poco complicado.

Inmediatamente los chicos comenzaron a levantarse y a formar equipos con sus amigos, Helen por su parte se quedó sentada en su lugar mirando atentamente por la ventana y preguntándose nuevamente qué diablos estaba haciendo ahí.

-Ya que no elegiste compañero yo te asignare uno -repuso el maestro mirando a Helen-. Stefan tú serás su compañero.

Helen volteo a verlo, el joven levanto la cabeza de su libro y la miro.

-Lo siento, ya tengo pareja -respondió el mirando al profesor-.

La joven no pudo evitar sentir algo de coraje y molestia ante el rechazo del muchacho ¿Quién se creía el para rechazarla como compañera?, lo miro molesta y dijo.

-No necesito que me asigne a nadie, yo puedo hacerlo sola.

-De hecho no, no puedes -aseguro el profesor-. Señor Stefan, no le he preguntado si ya hizo equipo con alguien, ahora su pareja será ella, confió en que usted sabrá ponerla a trabajar.

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