domingo, 11 de octubre de 2015

InDifferent

Yo se que me extrañaban :3

Este es el primer capitulo de un fic algo largo (entre 15 o 20 caps) asi que no desesperen que lo terminare, algun dia.

En fin :) me dicen si les gusto o no y asi!



InDifferent



Ella miro por la ventana, se preguntó si saltar desde el tercer piso la mataría o no, probablemente si caía sobre el techo de ese coche…

-Señorita Krystal- hablo el psiquiatra con voz baja -¿Quiere que comencemos?-

-No- respondió a media voz –pero sé que no me dejara ir si no hablo, así que no tengo opción-

-¿No se siente cómoda con la terapia?-

-La odio como no tiene una idea, pero prometí que haría esto, así que déjese de trucos mentales y comencemos- la chica se separó de la ventana, desistiendo de la idea de saltar, había prometido que haría esto, había prometido mejor y no volver a hacerlo…

-¿Y con que quiere comenzar?-

-¿Conoce a los cutters?-

-Si... pero no entien...-

-Son aquellos que deciden cambiar el dolor emocional por uno físico, para hacerlo más manejable...-

-¿Y?-

-Bueno... yo soy algo similar...-

*****

Hace 1 año



-¡¿Qué?! ¡¿Acaso están locos?!- Jongin se puso de pie golpeando la mesa, sintió como un sudor frio le recorría la espalda, le sudaban las manos, sentía como si estuviera a punto de desmayarse –Dime que esto es una maldita broma…-

-Kai…- trato de tranquilizarlo su madre

-Tengo cara de estar bromeando- respondió su padre sin inmutarse ante las acciones de su hijo –Estableceremos una fecha para la…-

-¡Cállate! No puedes hablar enserio… es que acaso estamos en el siglo pasado como para que hagas esto…-

-Fue un acuerdo que pacto tu abuelo, nosotros debemos respetarlo- sentencio su padre de ultimo

-No ¡No! No voy a aceptarlo así sin más, si tú piensas que…-

-Y si tú quieres heredar la compañía más vale que hagas caso y dejes estas niñerías- su padre se puso de pie, Kai lo miro con furia y frustración, sin decir una palabra abandono el lugar, aun con las suplicas de su madre a sus espaldas.

Salió de casa y camino, camino y camino hasta que el sol se ocultó completamente en el horizonte y la ciudad se encendió con luces de colores, él siguió caminando aun cuando el frio traspasaba la tela de su camisa y se clavaba en su pecho sin piedad. A decir verdad no sabía a donde ir, o que hacer, sus padres lo habían tomado desprevenido, jamás se hubiera imaginado, ni en sus más locas fantasías, que harían algo como eso. ¿Qué sería de su vida ahora? ¿Qué había con los planes que él tenía para el futuro? Todo apuntaba a que nada de eso importaría ya…

Se detuvo un momento y grito, grito con tanta fuerza que sintió como se le irritaba la garganta y la lagrimas se derramaban de sus ojos. Sabía que tendría una vida difícil, pero tal vez esto era demasiado.

Vago el resto de la noche por las calles de Seúl sin rumbo, solo hasta que el sol estaba por salir decidió volver a casa, aun no sabía cómo iba a afrontar todo aquello ¿Qué se supone que debía hacer? Tal vez… tal vez todo aquello había sido una broma de mal gusto, tal vez sus padres solo lo estaban poniendo a prueba…

Entro a casa tratando de hacer el menor ruido posible, se dio una ducha y se puso el uniforme, tenía que hablar con alguien sobre esto, alguien que pudiera ayudarlo o aconsejarlo, ¿Tal vez su primo Taemin? ¿Tal vez Seohyun?

-Señor, el auto está listo para llevarlo al colegio- anuncio Xiumin, su asistente personal, él siempre era amable, casi como un amigo, tal vez él podría aconsejarle…

-Min… ¿Qué sabes de lo de anoche?- pregunto Kai mientras se ponía la chaqueta

-Señor, me temo que no entiendo su pregunta-

-Tu… ya sabias de todo esto ¿verdad?-

-Así es señor, lo supe desde que comencé a servirle-

Ese fue un golpe duro, Xiumin había estado ahí desde que Kai tenía memoria, él siempre había estado para apoyarlo y ayudarlo, aunque por otro lado tenía sentido, si ya todo había sido pactado por su abuelo…

-Esto no tiene sentido- se susurró el joven, antes de que Xiumin pudiera decirle algo más salió de la habitación, paso de sus padres que se encontraban en el comedor y subió al coche indicándole al chofer que lo llevara al colegio. Debía pensar en algo, debía haber algo que lo sacara de esta situación, algo.



-Espera… ¿Qué? ¿Hablas enserio?- Seohyun lo miro con sorpresa –Kai…-

Ambos se encontraban en la azotea de uno de los edificios de la escuela, aquel era el único lugar solitario del colegio, era el único lugar en el que podría hablar con Seohyun sin que nadie más se enterara de nada, ya tenía suficiente como para verse envuelto en un chisme o algo.

-Seohyun… jamás bromearía con algo como esto- dijo en tono serio –Cásate conmigo-

-Kai ¿Acaso escuchas lo que dices? Debes estar loco- una risilla escapo a sus labios –Esto no es tan divertido como tú crees…-

-Supongo que eso es un no- Kai miro por la ventana, ahí iba su único escape, el único plan que se le había ocurrido se veía convertido en una broma

-Hablo enserio, míranos, estamos por terminar la escuela, tenemos una vida por delante ¿Por qué querría casarme contigo?-

-Eso es lo que hace la gente que se ama…-

-Kai, no me refiero a eso…-

-Olvídalo- la corto él –Tienes razón, es una estupidez-

-Kai… espera- trato de detenerlo la chica

Pero el chico ya caminaba de vuelta a las escaleras, sus esperanzas se desvanecían a cada paso que daba, un movimiento llamo su atención, había una chica corriendo escaleras abajo, por un momento se desconcertó de aquello luego cayó en la cuenta de que probablemente la chica había escuchado su conversación con Seohyun…

-¡Oye!- grito y comenzó a correr tras de ella -¡Oye tú!-

Pero la chica parecía no tener intenciones de detenerse, seguía corriendo tan rápido como podía, Kai no podía dejar que se fuera así nada más, no podía dejar que esparciera por ahí información como aquella, él era el futuro heredero de la compañía más grande de toda Corea, había mucho en juego. Finalmente se decidió por brincar el barandal de la escalera para poder alcanzar a la chica, cayó cerca de ella, la tomo del brazo pero no tuvo tiempo de agarrarse a algo para mantenerse firme, la chica intento zafarse y con aquella fuerza ambos rodaron escaleras abajo. Pero el final de las escaleras estaba cerca, así que no se hicieron mucho daño, la chica trato de ponerse de pie pero Kai la tomo del brazo con fuerza.

-¿Qué escuchaste? Dime-

-No diré nada- respondió ella –Lo juro- Miraba hacia otro lado, Kai no podía ver su rostro, solo pudo ver su largo y ondulado cabello

-Mírame, si le dice algo a alguien…-

-Ya te dije que no diré nada, suéltame- la chica intento zafarse de nuevo, él iba a agarrarla con más fuerza pero la voz de Seohyun lo distrajo, la joven aprovecho el momento para zafar su brazo y salir corriendo como si su vida dependiera de ello, corrió por el pasillo y se perdió en la distancia.

-Kai ¿Qué te paso?- pregunto Seohyun mientras corría a ayudarlo

El joven la rechazo, se limpió el polvo y comenzó a caminar rogando que aquella chica mantuviera su palabra.



-Así que te rechazo-

-Ni siquiera me tomo enserio, incluso se rió-

Kai caminaba con Taemin en un parque, aquel lugar le gustaba, estaba en lo alto de un pequeño monte, la vista de la ciudad era hermosa desde aquel sitio, le hacía sentir un poco más tranquilo ante toda la situación, era como un pequeño espacio alejado de todo el ruido y los problemas, lejos de su infeliz vida.

-Bueno, tienes que entenderla, pedirle matrimonio a alguien no es algo que se hace tan a la ligera-

-Sí, bueno, ya da igual- Kai miro al horizonte mientras el sol se ocultaba –era mi único plan de escape…-

-Oye, tranquilo, seguro habrá algo más que puedas hacer- trato de tranquilizarlo su primo

-Ojala tengas razón-

Ambos siguieron caminado en silencio hasta llegar de nuevo a la calle, de vuelta al ajetreo de la ciudad.

-¿Quieres que te lleve a casa?- pregunto Taemin mientras subía a su auto

-No, aun no quiero volver…-

-Sabes que huir no hará desaparecer tus problemas ¿Cierto?-

-Lo sé- dijo sin más y siguió caminando

Camino sin fijarse en nada mas, sin prestar atención a su alrededor, escucho a lo lejos un grito y pronto este se hizo más fuerte, levanto la vista y vio como una bicicleta iba hacia él a toda velocidad, no tuvo tiempo de reaccionar, recibió el golpe de frente, escucho como Taemin gritaba su nombre mientras el caía al piso, todo le daba vueltas y sintió un dolor punzante en el abdomen, una chica cayó sobre él, ambos se miraron a los ojos por un segundo, eran los ojos más hermosos que Kai había visto nunca, luego la chica se desmayó sobre su pecho dejando una cortina de cabello ondulado que Kai logro distinguir antes de desmayarse también.

viernes, 13 de marzo de 2015

Double Take


Holi!

Les traigo yaoi! Raro y extraño pero yaoi xD Espero haberlo hecho bien y que puedan entenderlo y si no lo entienden pues me preguntan, ya que xD

Disfrutenlo!




~Double Take~



El primer síntoma es la pérdida de memoria.



Nunca me había imaginado lo reconfortante que sería apuntarme con un arma. La sensación del metal frio en mi cabeza, el ligero sonido de clic al quitar el seguro, mi mano en el gatillo. Por una vez en la vida sentía que tenía el control. La primera y la última.

Podía escuchar los pasos y las voces al otro lado de la puerta, por más que se esforzaran en mantener el ruido lo más bajo posible podía oír todo lo que decían.

-¡Tenemos que sacarlo de ahí!-

-Tiene un arma, es peligroso-

-Un peligro desde el comienzo-

-Aun respira-

Abrí los ojos lentamente, apreté el arma con más fuerza para contenerme, quería salir corriendo y preguntar por él, porque si aún respiraba aun había esperanzas de que despertara.

“Jamás lo hará. Nunca volverá a abrir los ojos.”

Presione con más fuerza contra mi cabeza, ahí estaba de nuevo, esa voz. No podía dejarla tomar el control, no de nuevo, no ahora. Yo tenía el control.

“¿Realmente lo tienes?”

-Lo tengo. Cierra la boca-

Afuera el alboroto aumento, más pasos, más voces, más problemas. Mire la de mi habitación un momento, aun podría salir tranquilamente, aún existía la pequeña posibilidad de arreglar todo esto, tal vez incluso, aun podría verlo una última vez.

“No hay esperanza. No te creerán. No podrás verlo. Jamás.”

Una lagrima rodo por mi rostro. Esa voz tenía razón.

~~~~~



Un año atrás.



Jamás me había importado ser el chico nuevo. Estaba tan acostumbrado a eso que se había vuelto aburrido. Pararme frente a toda la clase, presentarme, decirle que no quería tener nada que ver con ellos, que me iría antes de que lo notaran, ignorar las miradas de desconcierto y extrañeza, soportar los susurros al pasar, que todos te ignoren; ya me resultaba algo cotidiano.

Pero él rompió con esa rutina.

-Me llamo Alex- dijo con una sonrisa en los labios

-No me interesa- respondí indiferente apartando la vista

-Lo sé- se sentó delante de mí –Pero a mi si me interesa-

-¿Te interesa?-

-Sí, me interesa que conozcas al alguien como mínimo- volvió a sonreír

-Niño, pronto me iré de esta escuela, será tan pronto que ni siquiera voy a recordarlo- bufe, me puse de pie y comenzó a caminar a la salida

-Eso lo veremos Levi- se despidió, tan animado, tan amigable que me hizo estremecer

“Te lo advertí”

~~~~~



Mire por la ventana, una pequeña multitud de gente miraba curiosa, las luces de las patrullas y las ambulancias eran demasiado llamativas, sonreí amargamente ¿Cuándo esto se había transformado de un momento de depresión reflexiva a un espectáculo para las noticias?

“Ni eso puedes hacer bien”

Reí secamente, de nuevo esa voz tenía razón.

“Suelta el arma”

-No- el metal comenzaba a calentarse, ya no se sentía tan refrescante como antes –Solo así puedo deshacerme de ti, solo así puedo arreglar todo esto-

“Tú no puedes arreglar nada”

~~~~~



Seis meses antes.



-Podríamos ir a ver una película o quedarnos en casa y jugar videojuegos- Alex lanzaba ideas al aire sin parar, llevaba casi medio hora haciendo lo mismo –ir al parque a dar una vuelta, hay un lago así podríamos alimentar a los patos o actuar como vándalos y nadar ahí-

-¿desde cuándo tú te comportas como un vándalo?- pregunte con una sonrisa

-Desde que ando contigo, ya sabes, son el tipo de cosas que se pegan- sonrió en mi dirección y yo tuve que reprimir el impulso de tomarlo y besarlo con desesperación, siempre tenía que reprimir ese tipo de impulsos, él lo sabía, y me torturaba con ello.

-O podríamos quedarnos en casa, sin videojuegos, ni cenas, solos…- ahí estaba ese tono de voz, ese que removía todas las fibras de mi cuerpo, que me incitaba a perder el control.

No podía perder el control.

-El paseo por el parque suena bien- dije, encogiéndome de hombros y andando más rápido, así no tendría que ver su cara de decepción que tanto me rompía el alma – pero sin los patos ni el nado-

“Lo harás”

~~~~~



-Eso crees- cerré los ojos de nuevo.

Antes eso hubiera sido suficiente para hacerme enfadar, para perder el control y dejar que esa voz se expendiera, para no recordar nada y sentirme culpable sin saber por qué.

Ahora las cosas eran distintas.

“¿Por qué? ¿Crees realmente que el amor puede salvarte? ¿Aún lo crees?”

-Es estúpido ¿no? Que aun crea en eso-

“Nada puede salvarte. Nadie puede salvarte”

-Yo… yo no- suspiro con desesperación, sé que no tengo salvación –Puedo salvarlo a él-

“No puedes”

~~~~~



Un mes antes.



-¿Puedes explicarme qué demonios pasó anoche?-

-No- respondí indiferente, tratando de parecer distante y frio, sabía que lo aparentaba pero por dentro mi alma se destrozaba cada vez más

-Levi, necesito que me digas que sucede, no puedo comprender…-

-No es necesario que lo hagas- me resultaba difícil, no quería alejarme de Alex, era el único chico que amaba, era la persona más importante de mi mundo, y era esa misma razón la que me obligaba a alejarme –Ódiame, solo has eso, aléjate y ódiame-

-¿Por qué? ¿Por qué de pronto pides cosas sin sentido? Si es por este moretón…-

-¡No! ¡No lo entiendes Alex! ¡No es solo el moretón! ¡Y no son cosas sin sentido!- tuve que tomarme un momento para respirar, tenía que mantenerme tranquilo –Te hice daño ¿no? Ese debe ser motivo suficiente para que hagas lo que te pido-

-Levi…-

Me di la vuelta, no podía estar un segundo más a su lado, si me quedaba más tiempo volvería a ocurrir, le haría daño de nuevo, y no podría perdonarme nunca.

“Demasiado tarde”

~~~~~



-Puedo-

Mas pasos, gritos, demasiadas voces al otro lado de la puerta. La multitud afuera también ha crecido, más gente, más cámaras, más luces. Todo es caos. Ya no hay marcha atrás.

“¿Realmente puedes hacerlo?”

Estoy a punto de jalar el gatillo y un sonido me interrumpe. Mi celular suena. Lo miro desconcertado, repiquetea sin control, una y otra vez, insistente. Lo tomo del suelo donde había estado antes, sin apartar el arma de mi cabeza, suena con insistencia.

Su nombre aparece en la pantalla.

El mundo se mueve a mi alrededor, se desvanece y aparece de nuevo, de pronto mi mente se queda en blanco, de pronto ya nada tiene sentido, de pronto esa voz se esfuma.

Respondo.

-Levi…- su voz suena angustiada, triste, parece que ha estado llorando –Levi, no lo hagas…-

-Lo siento…-

~~~~~



Una semana antes.



Miro mis manos con horror, con desesperación y angustia, trato de recordar, trato de traer a mi mente aquellas imágenes pero es inútil, no hay nada. Sigo mirando mis manos, la sangre sigue fresca, mis ropas están manchadas de escarlata también, un temblor incontrolable recorre mi cuerpo. Levanto la vista.

Alex yace inconsciente frente a mí, la sangre emana de varias partes de su cuerpo, comienza ponerse pálido. Sé que la sangre es suya, pero no puedo recordar como llego a mis manos, no logro recordar lo que sucedió, no recuerdo nada.

Solo sé que perdí el control.

El ruido de la ambulancia inunda la habitación cuando esta se detiene frente a la casa, siento las lágrimas rodar por mi rostro, me siento impotente y débil, sé que tengo que salir corriendo, sé que tengo que huir, pero no puedo abandonar a Alex, no así. No sé qué hacer.

“Te lo advertí”

~~~~~



-Sé que no eras tú, se lo que te sucede, lo es todo ahora, por favor…- su voz se corta, sé que está llorando de nuevo, mi alma sufre al imaginarlo, pequeño y débil, recostado en la cama de un hospital, cubierto de vendas y aparatos, llorando –Por favor no lo hagas, te lo pido…-

-Lo siento- siento las lágrimas caer, mi corazón finalmente se siente tranquilo, siento como un gran peso cae de mis hombros, Alex está bien, está vivo, y eso es lo único que importa –Voy a salvarte Alex, a salvarte de mí-

Algo golpea la puerta con fuerza, mas gritos, están a punto de entrar, ya no hay tiempo.

-Levi…-

-Te amo- susurro –eres el único al que he amado- cierro los ojos una última vez –el único al que siempre amare-

No hay dolor, no hay gritos, no hay arrepentimiento ni llanto, no hay control.

Ya no hay voces.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Before Train (Train 2)

Saben? Me di cuenta de que soy bastante complaciente xD no solo con mi saltamontes (aunque es ella la que siempre me presiona mas) en fin, la cosa es que si ustedes quieren que escriba algo, lo que sea, diganme :3 que ando complaciendo a todos xD

Y ya que andamos en la hora de las complacencias xP los dejo con la siguiente (o anterior) parte de Train n.n comentenle y denle mucho amorsh!


Before Train


No solo sabía su nombre.

Conocía todo sobre él. Cuál era su suéter favorito, que colonia usaba, que música escuchaba, cuál era su dulce favorito, que color le agradaba más, cuáles eran sus calcetines preferidos.

Aun ahora, cuando parecía no conocerlo en absoluto…

Lo amaba.

Así que di un paso más para tomarlo de la manga, impidiendo que el siguiera avanzando, bajando la cabeza lo suficiente para ocultar mi rostro, tratando de contener las lágrimas, aferrándome con fuerza a la tela para mantenerlo conmigo, vivo.

-no me abandones, no sé qué haría sin ti-

-tarde o temprano, tienes que dejarme ir-



~Siete meses antes~

No podía evitar mirar a aquel chico. Igual que todos los que esperaban en frente del colegio.

A primera vista podía parecer un estudiante más. Uniforme perfecto, zapatos limpios, esa bufanda que lucía más como un accesorio que como una prenda para el frio, su mochila colgando de un hombro, su cabello que siempre lucia despeinado, solo llevaba un audífono puesto pero eso era suficiente para que él caminara al ritmo de la música, moviendo sus manos al compás, chasqueando los dedos de vez en cuando. Todo en él era perfección.

Incluido su rostro.

Esa sonrisa que siempre enmarcaba su rostro, tan blanca y resplandeciente, sus ojos centellantes de alegría, siempre me había parecido como una obra de arte, algo perfecto y hermoso.

Yo quería ser como él.

No podía dejar de mirarlo. Todos los días a todas horas. Era como un ángel, único, misterioso y bello, completamente fuera de lugar en este mundo terrenal.

Tal vez por eso todos lo miraban, era como un modelo profesional andando por la pasarela, llamando la atención de todos a su alrededor, la gente murmurando a su paso, mirándolo con anhelo, pero eso no parecía afectarle en lo más mínimo, el seguía su marcha.

Instintivamente sonreí, al igual que el resto de todos los alumnos mientras lo veían pasar, él siempre nos contagiaba con esa vibra de felicidad que despedía su ser.

La campana resonó en el lugar, todo mundo se apresuró a entrar a clases, yo espera hasta que él llego donde yo estaba, me sonrió, tomo mi bufanda y la cambio por la suya, acaricio mi cabello y me hizo una seña para entrar a clases, me acompaño hasta mi salón y luego se fue. Lo observe desde la ventana hasta que desapareció de mi vista. Mi sonría se amplió, cada día con él era como un regalo, él hacía que este lúgubre lugar resplandeciera como un sol.

~~~~~

Tarde o temprano…- repitió con voz suave

Sentí como su mano se posaba sobre la mía, aferre la tela con más fuerza, las lágrimas rodaban por mis mejillas.

-no puedes dejarme, no poder soportarlo solo-

Un nudo en mi garganta retenía las palabras, creciendo cada vez más. Mire a mi alrededor pero sabía que no vería a nadie, solo trataba de buscar una salida, algo que me ayudara a mantenerlo conmigo. Pero la azotea estaba vacía, como siempre, solo él y yo. Todo parecía una pesadilla. Una horrible pesadilla.

-yo…-

-déjame ir- su voz sonaba triste, nostálgica, podía notar ese leve temblor en sus dedos

-jamás-



~Cinco meses antes~

Hacía meses que ya no me costaba levantarme temprano, solo había restado quince minutos a mis horas de sueño, recordaba como eso me había costado horrores, pero lo valía. Completamente, lo valía. Salí para tomar el tren como cada mañana, a esa hora aún no había muchos estudiantes, solo yo que quería llegar al colegio antes que nadie, por él.

La música resonaba en mi cabeza, camine un tanto apresurado por el andén hasta la línea amarilla, dejando mis pies justo detrás de esta, ante todo la seguridad. Rebusque en mi chaqueta como cada martes, en busca de aquel par de dulces que solía llevar, uno para mí y otro para Suho, pero al remover mis dedos en la tela solo pude sentir un pequeño bulto, hice una mueca, me gustaban mucho aquellos dulces pero prefería guardar aquel caramelo para él, suspire.

Y luego una mano se extendió frente a mí, revelando un caramelo, justo como el que yo quería, mire a aquel chico con una sonrisa, conocía su rostro, parecía que lo veía todos los días en la estación, era una gran coincidencia, él me devolvió la sonrisa, tome el caramelo y lo metí en mi boca, disfrutando el sabor a mantequilla que tanto me agradaba.

Mi sonrisa se amplió, antes el universo me odiaba y ahora parecía querer compensar todos esos años oscuros. Y me encantaba.

~~~~~

-no puedes dejarme, no puedes hacerlo- sentía como la tela se desgarraba poco a poco entre mis dedos, no era suficiente, tenía que encontrar otro modo de impedir que se desvaneciera.

Su mano trato de zafar mi agarre, con calma coloco su mano sobre la mía y la acaricio, tan suavemente, como solía hacer antes, por entre mis dedos, tratando se hacer que soltara su manga, su voz se volvió aun más triste.

-suéltame, ya no me necesitas…-

-¿Qué? ¿Qué rayos significa eso? ¿Por qué quieres irte?-

-¿Por qué aun insistes en estar conmigo?... sabes que no tengo mucho tiempo- su respiración se agito, su voz sonaba entrecortada, aunque no veía su rostro sabía que el también lloraba.

Sujete su manga con ambas manos.

-si me dejas, yo tampoco lo tendré…-



~Tres meses antes~

-es un tanto extraño ¿sabes?- le dije a Suho mientras tomaba otro sorbo de café –es como si ya lo conociera-

-técnicamente así es- respondió con una sonrisa –lo vez todos los días desde hace un par de meses, eso cuenta como conocer a alguien-

Era la hora del almuerzo y nosotros, como siempre, estábamos en la azotea, solos, mirando todo desde las alturas. El viento revolvió nuestros cabellos, mire el perfil de Suho, lucia tan perfecto como siempre ¿algún día podría lucir como él? Sonreí.

-aun así no deja de ser extraño- su mirada cambio un poco, había un dejo de preocupación en ella –solo… ten cuidado ¿quieres?-

Asentí sonriente. Yo también había pensado que era bastante raro en un principio, había pasado de casualidad a extraña coincidencia, pero aquel chico no era malo, podía notarlo en su mirada, me sonreía, me saludaba, esta mañana incluso le había dado una pequeña lección de seguridad, podía no conocerlo pero me caía bien, Suho decía siempre que era demasiado confiado y entonces sentía como una sombra se posaba sobre mí.

Suho aún no me conocía del todo, aun no conocía esa parte oscura de mi pasado. Yo no era confiado, todo lo contrario, el pasado me impedía confiar en cualquier persona, me había enseñado a desarrollar ese sexto sentido con las personas, por eso confiaba en aquel chico que me encontraba todos los días en la estación, el no despertaba en mi esa alerta para salir corriendo lejos, al contrario. En cierto modo me recordaba a Suho, parecían ser los únicos en los que realmente podía confiar.

~~~~~

-tampoco tendré mucho tiempo-

Sentí como todo el temblaba, su mano dejo de moverse sobre la mía, sabía que había removido algo en su interior, un nervio clave que él no quería que tocara.

Él me había salvado del abismo y ahora me orillaba de nuevo a él.

-¿lo harías?- pregunto en un hilillo de voz

-lo hare…- dije con voz temblorosa, hacía mucho tiempo que no pensaba en aquella idea, hacía mucho que había dejado a un lado la tristeza, la oscuridad, el dolor, desde que lo había conocido había cambiado mi perspectiva de la vida. Ahora, al pensar de nuevo en aquella idea sentí como la oscuridad me invadía, como aquel viejo deseo de desaparecer afloraba de nuevo en mi mente.

Era mi única salida.

Y entonces me sentí horrible, ¿Cómo podía exigirle entonces que desistiera de esa idea cuando yo mismo la había experimentado? Cuándo sabía lo difícil que era ver la luz a orillas del abismo. Afloje mi agarre sobre su manga.

-Kyungsoo…-

-olvídalo- respondí



~Un mes antes~

Hacía días que estaba con él.

Simplemente no podía despegarme de su lado, cada que lo veía, tan apacible en la cama del hospital, cada que trataba de convencerme de que todo estaba bien me aferraba con más fuerza a su mano. No podía dejarlo, no hasta que abriera los ojos y me dijera que todo iba a estar bien.

Aun me preguntaba por qué no me había contado de su enfermedad, más aun, porque yo no me había dado cuenta antes. Ahora podía apreciar todas las señales, los ataques de tos repentinos, el cansancio inexplicable, las espasmódicas dificultades para respirar al subir las escaleras, esas pequeñas señales que no había podido notar.

Aquel día, muy a mi pesar, debía ir al colegio, debía separarme de él un par de horas. Presentar exámenes, dar un justificante mío y uno de él, explicar que le pasaba a Suho, dudaba poder hacerlo sin derramar una lágrima o dos. Me dolía en el alma, pero tenía que hacerlo.

No me tome la molestia de arreglarme, me puse el uniforme como pude, no anude mi corbata, me puse el suéter de camino a la estación, sabía que lucía desarreglado, mi aspecto debía ser pésimo, pero no me importaba. Ya nada me importaba.

Corrí lo más rápido que pude para alcanzar el tren que ya estaba en la estación, alguien detuvo la puerta del vagón y entre a toda velocidad, me recargue en la puerta cuando esta se cerró y me tome unos minutos para calmar mi respiración. Me sentía exhausto, no solo para el pequeño esfuerzo físico que acababa de realizar, todo aquel mes había sido como una tortura, no soportaba ver a Suho así, no soportaba pensar en el peor de los casos.

Así como había aspirado a ser igual a él un día, tan resplandeciente y perfecto, ahora también lo hacía, pues sin esa sonrisa que me llenaba de energía, me sentía incapaz de seguir adelante.

No sin él.

~~~~~


Lentamente solté su manga, deje que mis brazos colgaran sin vida, Suho no se movió, yo tampoco lo hice, sentía que con el menor movimiento él se iría de mi lado. Me quede mirando el suelo un largo rato hasta que una ráfaga de viento me golpeo el rostro sacándome de mi letargo.

-no me dejes, por favor- susurre al borde del llanto

Giro lentamente hasta quedar de frente a mí, con delicadeza levanto mi rostro con una mano hasta que pudiera mirarme a los ojos, y pude ver ese brillo de comprensión, él sabía cómo me sentía por que se había sentido igual, antes habíamos estado en esta misma situación, ahora solo habíamos invertido los papeles de la obra.

-Dodo…- dijo en un susurro, una triste sonrisa en sus labios –te amo-

Y su semblante cambio por completo, ya no había tristeza ni angustia en su rostro, de nuevo había felicidad, tan radiante como antes.

Se inclinó sobre mí y deposito un suave y cálido beso en mis labios. Cerré los ojos, dejando escapar más lágrimas que ya no podía contener, sabiendo que aquel era el fin.

Nuestro primer y único beso.

Sentí como se alejaba de mí, como sus labios ya no rozaban los míos, como piel se apartaba de la mía. Deje mis ojos cerrados, me rehusaba a ver lo que iba a suceder. Pude oír de nuevo aquel “te amo” como un susurro llevado por el viento, podía sentir como él ya no estaba conmigo.

Abrí los ojos para ver el horizonte que se mostraba frente a mí, las lágrimas distorsionaban aquella imagen de luces y sombras, algo dentro de mi pecho dio un vuelco, sentí como mi corazón era estrujado por una fuerza invisible, sentí como la oscuridad se cernía sobre mí.

Escuche un grito en la distancia, pero ya no me importaba, ya nada en este mundo tenía sentido, sin él ya no valía la pena vivir. Y entonces lo decidí, decidí cumplir mi promesa, esa que le había hecho como mi último recurso.

Tampoco tendré mucho tiempo.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Light is gone

Debo decirles que el Shot esta un poco largo xD y pues solo espero que lo disfruten y me comenten que les parece :3 y ya sabes que esta dedicado a ti Jackie! Mi pequeña saltamontes!




Light is gone

Aaron no entendía porque su padre insistía tanto en que aprendiera a tocar el piano.

Ya tenía suficiente con las clases de aquel internado, de nuevo, cortesía de su padre. Además de los deportes que practicaba y el equipo de debate del que formaba parte. Hasta cierto punto entendía todo aquello, algún día heredaría la empresa de su padre, debía estar preparado. Pero las clases de piano seguían sin encajar en aquel futuro.

Esta vez Aaron había llegado temprano, aquella casa en los límites del internado era bastante bonita, grande y de estilo rustico, le gustaba admirar la estructura y el paisaje que rodeaba aquel lugar, aunque no le gustaba mucho estar ahí. Aquella era la casa del director del internado, el mismo que le daba clases de piano, no se llevaba muy bien con el director así que entre menos lo tratara mejor.

Miro su reloj, aún faltaban diez minutos para su clase, el director solía ser muy puntual con las cosas, Aaron recordaba el regaño que se había llevado la primera vez que llego temprano a la clase, solo había tocado la puerta dos minutos antes y eso le había valido un discurso de veinte minutos, no estaba dispuesto a soportar eso.

Se acercó a las escaleras de la entrada para sentarse hasta que un sonido discordante le molesto, como si alguien presionara teclas del piano al azar, luego sonó un golpe sordo, ese era el ruido del profesor al golpear el piano, Aaron los distinguía fácilmente después de escucharlo tantas veces. Se alejó de las escaleras hasta la ventana más cercana que daba a la sala de música, ahí estaba el profesor, parecía más molesto de lo usual, golpeo la tapa del piano una vez más, en el banquillo había una chica, no se movía, tenía la cabeza agachada, las manos apretadas sobre el regazo, el director seguía golpeando el piano.

Un par de minutos después el director salió de la sala, molesto y frustrado, la chica se quedó sola. Seguía inmóvil, Aaron se preguntó si estaría llorando, un par de segundos después la joven coloco sus manos sobre las teclas, movió sus dedos sobre ellas pero no presiono ninguna tecla, era como si tocara en silencio, toco un par de teclas, notas al azar inundaron la sala, ella levanto sus manos del piano y suspiro. Lentamente se levantó, dio un par de pasos antes de tropezar y caer, Aaron se quedó mirándola, pensando si debía reírse o no, la joven levanto la cabeza muy despacio… sus ojos se posaron sobre Aaron pero el sentía esa mirada distinta, como si lo traspasara, como si él fuera invisible, como si no lo estuviera viendo, el levanto la mano instintivamente, saludándola, ella no le respondió.

-¡Aaron!- la voz del director sonaba más exasperada de lo habitual –Andando, no tengo todo el día-

El chico asintió, mientras comenzaba a caminar hacia la puerta volteo a ver a la chica una vez más, el mayordomo ya la ayudaba a levantarse pero ella seguía con la mirada perdida, Aaron deseo internamente que se tropezara de nuevo ¿Cómo no le había devuelto el saludo? ¿Quién se creía que era?

-Entra- le indico el profesor –te alcanzare en un momento-

Él asintió de nuevo, camino por el pasillo que daba a la sala de música, justo en ese momento la chica salía de aquel lugar.

-Señorita, déjeme ayudarla- decía el mayordomo en voz baja

-¡No! Yo puedo sola- respondía ella mientras se soltaba de su agarre

Una vez que lo logro camino rápidamente por el pasillo, directo hacia Aaron. El chico no se movió, si la chica quería pasar tendría que pedirle una disculpa, ella siguió caminando hasta estrellarse con él, de nuevo cayó al suelo.

-¿Qué te sucede niña? ¿Acaso no ves?- Reclamo molesto mirándola desde arriba

-No, ella es ciega- replico el mayordomo mientras corría a ayudarla

-Parcialmente ciega- corrigió la joven mientras se ponía de pie

Aaron contuvo el aire un momento ¿de verdad era tan imbécil?

-Yo… lo siento, no lo sabía- trato de disculparse, se agacho para ayudarla

-No necesito su ayuda- dijo molesta, deshaciéndose del agarre de ambos –claro que no lo sabias, no necesitas saberlo- se puso de pie finalmente, se aliso la falda y de nuevo poso sus ojos sobre Aaron

Ahora el comprendía porque hacia un momento esa mirada lo había traspasado, porque lo había ignorado, simplemente no lo había visto, igual que ahora, aun cuando sus ojos se dirigían hacia él no había un peso sobre esa mirada, era extraño, sentía un cosquilleo que le recorría la nuca.

-Muévete- la molestia era palpable en su voz, el joven se hizo a un lado rápidamente, ella espero un momento antes de comenzar a andar de nuevo –tarado- susurro, el mayordomo la seguía de cerca, unos segundos después se perdieron de su vista.

-Soy un imbécil- se dijo en voz baja antes de entrar al salón.

*****

Hacía ya dos meses que Aaron llegaba temprano a sus clases de piano.

Ya no se quedaba admirando lo bello de la casa o sentado en las escaleras de entrada, ahora observaba a través de la ventana, siempre escondido detrás de los arbustos para que el director no lo viera, admirando a Puff.

En aquel tiempo ya había podido enterarse de toda la situación. Puff era la hija del director, ella tenía una enfermedad que le hacía perder la visión poco a poco, ya había sido sometida a varias cirugías para tratar de arreglar sus ojos pero ninguna había tenido éxito hasta hora, su padre trataba de enseñarle a tocar el piano, él decía que ella tenía que aprender utilizando sus otros sentidos pero al parecer Puff no podía lograrlo, por eso el director se frustraba tanto.

Aaron observaba a través del cristal, podía notar que Puff también se frustraba, su cuerpo se tensaba y luego comenzaba a tocar teclas al azar para que su padre se molestara lo suficiente y la dejara sola, luego ella se tranquilizaba, repasaba lentamente las teclas sin tocarlas, luego probaba con una o dos haciéndolas sonar antes de suspirar resignada y dejar el salón.

Aquel día Aaron se armó de valor, tenía un plan, uno simple y tonto, pero esperaba que eso fuera suficiente para ver de cerca de Puff.

Como ya le resultaba costumbre llego temprano a la casa, pero esta vez no se quedó pegado al cristal, fue directamente a la puerta de la casa y llamo, un par de segundos después el mayordomo le abrió con su habitual cara seria.

-Aun no es hora de su clase- dijo fríamente y comenzó a cerrar la puerta

-sí, si lo sé, es solo que… me preguntaba si podría usar el baño ¿puedo?- notaba su tono nervioso, sentía como sus manos sudaban.

El mayordomo le dedico una larga mirada antes de abrí la puerta de nuevo e indicarle donde quedaba el baño.

El chico se movió con rapidez hasta aquel cuarto, cerró la puerta y se pegó a ella para escuchar mejor, espero hasta que las notas al azar inundaron el lugar, fuertes y discordantes, luego pudo oír los pasos del director por el pasillo mientras se alejaba. De nuevo Aaron hizo acopio de valor, salió rápidamente del baño y corrió hasta la sala de música.

Ahí estaba Puff, con su mirada inexistente perdida en el infinito, moviendo sus dedos en el aire, Aaron se acercó lentamente, hasta quedar detrás de ella.

-¿Quién es?- pregunto la joven con voz suave

-Ammm… soy yo- y de inmediato se sintió estúpido –Soy Aaron, Aaron Yan-

-Aaron…- reprodujo el nombre con voz suave, dulce, al chico le entraron ganas de escuchar su nombre de nuevo de aquellos labios –esa voz… ¿no eres el tarado?- giro la cabeza un poco, como si tratara de buscarlo, el chico sintió tanta ternura ante aquel gesto que su corazón se acelero

-sí, soy yo- respondió sonriente, dio un par de pasos y se sentó junto a ella, la chica de inmediato volteo al sentirlo tan cerca, Aaron la miro un momento, hacia un buen tiempo que quería mirarla de aquella forma, tan cerca, admirar cada rasgo de su rostro, de su cabello, de sus ojos que parecían ver más allá de lo que él podía ver. Era tan bella.

-¿Qué haces aquí?- pregunto con un tono de irritación en la voz

El no respondió, se limitó a tocar una sencilla melodía en el piano, mirándola de reojo de vez en cuando, pudo notar una ligera sonrisa en sus labios, también como sus manos se movían sobre sus rodillas tratando de imitar los movimientos de Aaron. Con gentileza él tomo una de sus manos, pudo sentir como ella se ponía tensa, lentamente le mostro como tocar aquella melodía, guiando su mano sobre las teclas, mostrándole que notas debía tocar y cuáles no, sintió como su cuerpo se relajaba y esa pequeña sonrisa se hacía más grande, Aaron pudo sentir como le daba un vuelco el corazón.

Y ese espasmo se hizo más fuerte, un dolor ataco su pecho, eso que había confundido con cariño era algo más, presiono su pecho con fuerza mientras rebuscaba en su chaqueta.

-¿Qué sucede?- pregunto Puff al no sentir la mano de Aaron

-Nada- pero en su voz se notaba el esfuerzo, su pecho se volvía más pesado, finalmente encontró el pequeño frasco blanco que siempre lo acompañaba, lo abrió rápidamente y tomo dos pequeñas pastillas de él, hacia tanto tiempo que tomaba aquello que ya no necesitaba agua para hacerlas bajar por su garganta, respiro un par de minutos hasta que la pesadez de su pecho comenzó a evaporarse, de nuevo pudo respirar tranquilamente. Admiro el pequeño frasco, ya no quedaban muchas pastillas, las agito levemente.

-¿Qué es eso?- la voz de Puff sonó preocupada, Aaron la miro mientras guardaba el frasquito en su chaqueta, realmente había preocupación en su rostro, se nuevo sintió una pulsada en el corazón y esta vez estaba seguro que no se debía a su enfermedad.

-Son… dulces- dijo, haciendo que su voz volviera a la normalidad -¿Quieres uno?-

Ella asintió mientras la sonrisa volvía a su rostro, Aaron imito su gesto, de otra bolsa saco un pequeño paquete de caramelos, deposito uno en la mano de Puff y él se llevó otro a la boca, la sonrisa de la chica se amplió.

-enséñame de nuevo, enséñame a tocar- pidió aun sonriente, él no pudo negarse

De nuevo tomo su manos y la guio entre el mar de teclas, mostrándole cual tocar, enseñándole a contar cuantas teclas debía saltarse hasta la siguiente nota, ayudándola a conocer el piano… luego escucho pasos en el pasillo.

Se puso de pie a la velocidad de un rayo, miro en todas direcciones buscando donde poder ocultarse pero no había muebles en aquella habitación salvo el piano, su corazón se aceleró de nuevo.

-la ventana- dijo de pronto Puff –la tercera ventana de la izquierda puede abrirse- había una sonrisa en sus labios

Aaron abrió la ventana y salto fuera, cerro esta y se escondió en los arbustos justo cuando el director entraba en la sala, una enorme sonrisa apareció en sus labios, se aliso la chaqueta y los pantalones y fue a sentarse a las escaleras de entrada como antes solía hacer.

*****

Aaron ya no había tenido oportunidad de colarse en la casa.

Aun así seguía mirando a Puff desde la ventana, tocaba un par de veces en esta cuando el director dejaba la sala, la chica giraba en aquella dirección y aunque el sabía que no podía verlo estaba seguro de que sentía su presencia, Puff sonreía y movía la mano a manera de saludo, luego tocaba un pedazo de la canción que él le había enseñado, tocaba las teclas con lentitud, buscando las notas adecuadas pero para Aaron aquella era la canción más dulce que jamás había escuchado.

Quería estar cerca de ella de nuevo, aunque fuera solo un momento, quería verla de cerca, su sonrisa, tocar sus manos, acariciar su cabello, mirar sus ojos, ese brillo extraño en ellos que le erizaba la piel, esa mirada suya que se posaba en el sin verlo.

Aquella tarde Aaron se coló por la ventana en cuanto el maestro dejo la sala, tomo a Puff de la mano sin darle tiempo de negarse y la saco por el mismo lugar por el que había entrado, ambos corrieron por los verdes campos del internado, tomados de la mano. Puff sonreía con el rostro al viento, aquella libertad que nunca había experimentado la hacía sentir alegre, feliz, finalmente podía conocer lo bello de la vida.

Aaron la llevo hasta el lago, un pequeño estanque en los límites del internado, era el lugar predilecto de las parejas pero a esa hora del día, con el sol aun brillando en el cielo el lugar se encontraba desierto, perfecto para que ambos pudieran pasar el rato. Se sentaron cerca de la orilla, Aaron le describió todo el paisaje a Puff, con el mayor detalle posible, para que ella pudiera formarse una imagen en la cabeza.

-¿Me traerás de nuevo a este lugar?- pregunto ella con esperanza

-Claro, si alguna vez tenemos la oportunidad- respondió sonriente, vio como los labios de Puff se curvaban igual que los suyos

-Quiero verlo con mis propios ojos, y grabar cada detalle en mi mente, como ahora- la joven no podía ver pero claro que sintió la mirada de extrañeza que Aaron le dedicaba –la próxima semana tendré otra cirugía, el doctor dice que esta vez tengo más posibilidades- trataba de sonar positiva pero se podía sentir el toque de tristeza y desesperación en su voz –será mi última intervención… si esta vez no funciona…- y la frase quedo en el aire

Aaron tomo su mano con fuerza, demostrándole que ahí estaba él, que la apoyaba, que estaría a su lado si lo necesitaba.

-Aaron…- su voz era suave, dulce –puedo pedirte algo-

-claro- respondió el sin titubear -¿Qué es?-

-¿Puedo… puedo tocar tu rostro?-

No respondió, simplemente tomo las manos de la chica y las llevo hasta sus mejillas, cerró los ojos, quería sentir el tacto de su piel, esas delicadas manos que poco a poco comenzaron a recorrer su cara, desde su frente hasta su barbilla, sus ojos, su nariz, sus labios, todas sus facciones que ahora le pertenecían a ella. Sus manos se detuvieron donde comenzaron, Aaron se sintió agradecido de que ella no pudiera ver el rubor que le cubría las majillas, abrió lentamente los ojos y lo primero que vio fue la sonrisa de Puff, tan radiante y perfecta. Se le acelero el corazón, aunque no sabía si era por ella o por la enfermedad que lo aquejaba. Lentamente aparto las manos de la joven y rebusco en su chaqueta.

-¿Qué está mal?- pregunto con preocupación

Aaron la miro mientras sacaba el frasquito de pastillas, ella había sido sincera con él, se lo debía, tomo dos pastillas antes de entregarle el frasquito para que lo sintiera.

-Sufro del corazón, al principio no era tan grave pero parece que empieza a empeorar- fijo su vista en el agua, no tenía el valor de mirarla en aquel momento –tal vez pronto me someta a una cirugía, pero es riesgosa, el doctor dice que mis probabilidades no son altas…-

Pero ya no pudo decir más, pronto las manos de Puff estaban sobre su rostro, al igual que sus labios, tímidamente lo beso, apenas un rose, luego se volvió un beso cargado de ternura y cariño, ambos se dejaron llevar por el momento.

Hasta que el director apareció.

-¿Qué rayos están haciendo ustedes dos?- su voz resonó con fuerza en el lugar

Lo siguiente que Aaron vio fue como el mayordomo se llevaba a Puff lejos de él, el director le gritaba algo mientras lo sostenía y lo regresaba a los dormitorios pero parecía una voz lejana a la que apenas le prestaba atención, vio como Puff se desvanecía con los últimos rayos del sol. De entre todas las cosas que el director le dijo antes de dejarlo en los dormitorios lo único que quedo grabado en la mente de Aaron fue “No la veras nunca más”.

*****

Las semanas pasaron.

Aaron no salía de su habitación, tenía días sin ir a clase, apenas y comía, se mantenía siempre junto a la ventana observando el horizonte, sabía que detrás de esos árboles estaba Puff, sabia en su interior que ella también estaba en su ventana, mirando en su dirección, tan cerca y tan lejos. Toco su bolsillo de nuevo, donde solía llevar sus pastillas, estaba vacío, Puff se las había quedado aquel día, ella tenía una parte de él, una parte muy importante, era como si se hubiera quedado con su corazón.

Por la noche Aaron sintió un dolor en el pecho, pensó que se pasaría rápido, pero el dolor persistía, sabía que debía llamar a alguien que lo ayudara, pronto el dolor se haría más fuerte, debía ir al hospital.

Tomo su chaqueta y salió de los dormitorios, no pidió ayuda ni aviso a nadie de su condición, camino lo más rápido que pudo hasta aquella casa en mitad del bosque, como había hecho la última vez entro por la ventana, cada vez le costaba más trabajo respirar, el corazón le ardía en el pecho. Se sentó frente al piano y respiro profundo, el aire eran como llamas quemando en sus pulmones, poso sus manos sobre el piano y dejo que una melodía lenta y dulce inundara el lugar, no le importaba si el director aparecía y lo expulsaba, no le importaba si su padre le reclamaba y los desheredaba, lo único que quería era ver a Puff. Aunque fuera una última vez.

Escucho pasos en la lejanía, eran apresurados, pensó que pronto el director entraría en la estancia y lo echaría fuera, aun así siguió tocando, si solo lograba que Puff supiera que él estaba ahí…

-¿Aaron?- era la voz de Puff

El chico se giró de inmediato, dejando la canción sin terminar, miro a la joven en la entrada del salón, llevaba una pijama rosada, iba descalza, su cabello lucia despeinado, para Aaron no podía lucir más perfecta como en aquel momento. Se centró en su rostro, en esos labios que había besado y luego vio la venda, tan blanca y pulcra que cubría sus ojos, Aaron sintió como le daba un vuelco el corazón, el pecho comenzó a arderle aun más intensamente, él había querido acompañarle en su cirugía y le había fallado.

-¿Aaron?- pregunto ella nuevamente

-Puff- su nombre salió como una exhalación débil, cada vez le era más difícil respirar

Ella camino entre las sombras, con un paso algo apresurado, en su mano llevaba el frasquito de Aaron, lo sostenía con tal fuerza que parecía una parte más de ella, él le tomo la mano y la ayudo a sentarse a su lado en el banquillo, ella también respiraba entrecortadamente, sostuvo su mano con fuerza.

-Hace cinco días que tuve mi cirugía- dijo lentamente –hoy debía quitarme las vendas para ver si había funcionado… pero me encerré en mi habitación y no deje que nadie me las quitara, yo quería… quería que lo hicieras tu- su voz cargada de esperanza sonaba un poco nerviosa –si la cirugía funciono, quiero que lo primero que vea… seas tú-

Lentamente Aaron retiro las vendas, podía sentir el nerviosismo de Puff y el de él mismo, poco a poco llego a las últimas vueltas de la venda, con mucho más cuidado las retiro de sus ojos, la luz de la luna se colaba por los grandes ventanales de la sala, todo se ilumino con un brillo blanquecino, Puff mantenía los ojos cerrados, comenzaba a temblar.

-Tranquila- dijo Aaron con voz suave, tomo sus manos lentamente – abre los ojos-

Puff respiro profundo y poco a poco abrió los ojos, pestañeo un par de veces, y entonces Aaron lo sintió, antes de que ella dijera algo, antes de que sus labios se agrandaran en una sonrisa, Aaron pudo sentir el peso de su mirada, tan cálida, tan pura, pudo sentir como por primera vez lo miraba, como por primera vez abría los ojos a un mundo nuevo. Pudo sentir como algo dentro de su pecho estallaba, como el dolor se extendía, pudo sentir como él se desvanecía, como Puff gritaba y como la oscuridad lo arrastraba.

*****

Puff recordaba, que desde la primera cirugía, lo que más había querido ver era un arcoíris, quería conocer todos los colores del mundo, quería darle un significado al amarillo y al azul, quería dibujar, pintar y fotografiar cada color que se le cruzara en el camino. Pero desde que había abierto los ojos, hacía ya una semana, lo único que podía ver era el blanco sin vida que tapizaba todas las esquinas del hospital.

Ya no le importaba lo que dijera su padre, cuanto la amenazara o le gritara, tampoco hacia caso de las enfermeras que le pedían salir de la habitación constantemente, ni siquiera le había importado la opinión de los padres de Aaron cuando llegaron al hospital a ver a su hijo, ya nada le importaba. Solo Aaron.

Recordaba aquella dolorosa noche con más detalle del que le hubiera gustado. Como Aaron le sonrió una última vez antes de caer al suelo, como ella había gritado pidiendo ayuda, como su padre había aparecido furioso, gritando, como una ambulancia había llegado hasta el frente de su casa, como ella no se había separado de Aaron hasta que lo metieron a la sala de operaciones, como ella había estado toda la noche dando vueltas frente a aquella puerta, como el doctor había salido siete horas después diciéndole que Aaron estaba en coma y que no sabían si iba a despertar.

Puff llevaba una semana sentada a su lado, días y noches velaba por Aaron, no se cansaba de mirar su rostro, aun cuando ya se había aprendido cada detalle del desde que la había dejado tocarlo, ahora podía grabarse una verdadera imagen de él. Ella siempre trataba de pensar que Aaron dormía, que soñaba y que pronto despertaría con una sonrisa en los labios, pero al pasar de los días cada vez se hacía más difícil mantener aquella fantasía.

Recostó su cabeza un momento sobre la cama, sin apartar la vista de Aaron, sosteniendo su mano con fuerza, rememorando en voz alta aquel día en el lago, recordándole que él había prometido llevarla de nuevo, diciéndole que tenía que cumplir su promesa mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, Puff escondió su rostro un entre las sabanas mientras la tristeza la invadía mas y más.

Hasta que sintió un leve apretón en la mano, algo tan ligero como el roce de una tela, levanto el rostro de entre las sabanas y se enjuago los ojos rápidamente, sintió aquel apretón de nuevo pero con más fuerza, lentamente una sonrisa se extendió en su rostro.

-Claro que cumpliré mi promesa- dijo Aaron sonriente.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Tornado (Huracán 2)

Y por que ustedes lo pidieron xD aqui esta la segunda parte, probablemente halla una tercera, claro si me presionan lo suficiente lol ya saben que espero sus comentarios y criticas y opiniones y todo :3

Tornado

~~~~Chris~~~~~

-Hoy luces realmente animado-

-¿Enserio? No me había dado cuenta-

-Sí, claro, ¿eso significa que no me dirás a que se debe tanta alegría?-

-No sé de qué hablas madre, soy el mismo de siempre-

Mi madre se giró un poco para sonreírme, aunque en sus ojos estaba claramente escrito “Ya hare que me lo cuentes después”, aun no sabía si debía o no contarle todo este asunto a mi madre, primero tendría que aclarar todos los pensamientos locos en mi cabeza.

Detuvo el auto a una cuadra de la escuela, como siempre hacia, me deseo un buen día y me dio un beso en la mejilla, yo le correspondí, baje del auto y me despedí de ella con un gesto de la mano mientras se alejaba por la calle.

Ciertamente sí que estaba animado hoy, rebosante de anhelo y expectación, me tome unos minutos para serenarme un poco, las madres podían notar cualquier cambio de ánimo, por mínimo que fuera, pero el resto del mundo no lo notaria seguramente. Excepto una persona.

Comencé mi habitual camino hacia la escuela, varios de mis compañeros ya pasaban por la misma calle, las chicas, como solían hacer, se quedaban un par de metros detrás de mí y cuchicheaban entre ellas.

-¡Hey Chris! ¿Qué tal el fin de semana?- la animada voz de Ian llego acompañada de su brazo alrededor de mis hombros, era así como siempre solía saludarme –Vaya, luces muy animado para un lunes-

-Tú siempre luces animado los lunes y no te hago preguntas sobre eso- respondo con una sonrisa a mi amigo

-Tienes razón, entonces no preguntare- guiño el ojo en mi dirección

Ian era mi mejor amigo en la escuela, aun cuando nos juntábamos con más chicos y todos nos llevábamos bien él era el único al que le contaba cosas importantes o pedía su ayuda. La sabia de la visita que había recibido el viernes, y aunque lo disimulaba bien estaba seguro de que moría de ganas por saber lo que había pasado.

Llegamos a la entrada del colegio, el resto de nuestro pequeño grupo ya estaba en la puerta, como siempre, solíamos quedarnos ahí hasta que sonaba la campana, eso reforzaba la imagen de chicos malos. La plática sobre el fin de semana comenzó de inmediato, la comida familiar de Ian, la tarde de fiesta de Andrew, el auto descompuesto de Jerry, no estaba muy atento a los detalles, no era que no me importara lo que los chicos habían hecho pero estaba más concentrado en otra tarea.

Sentía los nervios a flor de piel, mientras más y más personas cruzaban la puerta, pero ninguna de ellas era quien yo quería, mire mi reloj disimuladamente en repetidas ocasiones para comprobar la hora, él no solía ser de los que llegaban tarde.

Un mal pensamiento cruzo mi cabeza fugazmente, metí mi celular en el bolsillo justo al momento en que sonó la campana, todos nos apresuramos a entrar y yo no pude evitar dar un último vistazo atrás. Nada.

-sea lo que sea que haya pasado…- susurro Ian cerca de mí –tendrás que contármelo con detalle después-

~~~~~Toby~~~~~

Había sido una pésima idea, una horrible idea, la peor idea que había tenido en toda mi vida. Podía sentir las miradas de todo sobre mí, los cuchicheos, las risitas; repasaba una y otra vez la misma línea de aquel libro pero no lograba comprenderla, no podía concentrarme, podía sentir como si una tormenta se desatara poco a poco a mí alrededor.

Una terrible idea ¿Cómo rayos había pensado en esto? Me recorrí una vez más con la mirada, hoy no llevaba zapatos como de costumbre, me había puesto unos deportivos oscuros un tanto más a la moda, no llevaba cinturón por lo que mis pantalones quedaban algo sueltos, no me había fajado la camisa y solo llevaba el chaleco del uniforme, así me veía un poco más casual; creo que mi mayor error había sido mi cabello, mire pensativo mi reflejo en la ventana, “Te ves increíble” había dicho mi madre en la mañana cuando baje las escaleras pero seguía sin convencerme a mí, estaba ya un poco largo, y no lo había peinado, simplemente lo había mojado y alborotado con mis manos.

Sin duda hoy yo no parecía ser yo.

Y claro que el resto de mi clase se había dado cuenta, todo mundo miraba, hablaba, me señalaban ¿en que había estado pensando cuando hice esto?

Mis dedos no dejaban de martillear sobre mi escritorio, tanto tiempo había pasado desapercibido como para arruinarlo así, lo peor es que aún no sabía si todo este cambio habría valido la pena, Chris aún no había llegado.

Siempre era de los primeros en llegar al salón, eso no era sorpresa, hoy había sido el primero en entrar a la escuela, y eso, me dije a mi mismo, era prueba suficiente de que ya me había vuelto loco.

Alborote mi cabello una vez más mientras suspiraba, de verdad que me sentía extraño, escuche al fondo del salón un par de voces suspirar y soltar grititos emocionadas, me contuve para no mirar de donde provenía el sonido, seguramente que aquel grupo de chicas se alterarían mas si las miraba, no podía sentirme más raro.

Aunque claro, todo el fin de semana me había sentido igual de extraño, confundido y bastante volátil, mi cabeza no era capaz de concentrarse en un solo pensamiento, o en uno coherente al menos, estos dos días había repasado cerca de mil veces aquella tarde con Chris y aun no lograba darle un sentido, o eso quería pensar. Mi cabeza estaba vuelta un tornado.

Estaba a punto de correr al baño para arreglarme como debía cuando la campana repiqueteo por todos los rincones, solté un largo suspiro y recosté mi cabeza sobre el escritorio, tendría que pasar toda la clase tal y como estaba.

Los pasos apresurados de todos los que entraban al salón se calmaban en cuanto me notaban, este no era un buen momento para tener una silla enfrente de la clase, levante mi rostro y puse el mejor gesto de indiferencia que pude, pero no era suficiente para acallar los murmullos.

-Andando jóvenes, no tenemos toda la mañana- el profesor de ciencias indicaba a todos desde la puerta que se dieran prisa y por su expresión supe que los próximos en hacer su aparición serian mi perdición.

Uno a uno el pequeño grupo de matones amigos de Chris entraron en el salón, mis manos estaban mojadas y el corazón se me acelero horrores solo porque sabía que el ultimo en cruzar la puerta seria él.

Ahí estaba.

Un segundo después de pisar el salón sus ojos se posaron en mí, no sabía que expresión esperaba de su parte debido a mi nuevo look pero estaba cien por ciento seguro que el ceño fruncido que me dedico antes de ir a sentarse al fondo del salón no era lo que esperaba.

-Que sorpresa señor Harrison, casi no lo distingo, se ve usted… diferente- la frase del profesor fue seguido por risillas de las chicas y pequeñas burlas de los chicos

Volví a apoyar mi cabeza sobre el escritorio, esto no podía ser peor.

~~~~~Chris~~~~~

¿En que había estado pensando? Realmente… ¡¿En que había estado pensando?!

-Vas a atravesarle la cabeza si sigues mirándolo así- susurro Ian con diversión girando un poco –debió haber pasado algo muy muy interesante el viernes-

Sabía que solo trataba de animarme o dispersar mis pensamientos pero por alguna razón solo hacía que me enfureciera más y más, suspire pesadamente, ese chiquillo sí que me iba a escuchar.

El timbre para dar fin a la primera clase sonó, el maestro aun no terminaba de tomar sus cosas cuando Toby salió volando del salón, todo se llenó de risillas y suspiros, yo no pude evitar golpear mi escritorio para luego salir de aquel lugar.

Fui hasta los baños, pensé que lo encontraría ahí, grite su nombre un par de veces sin recibir respuesta, después fui a la cafetería, a la biblioteca, incluso pase por la enfermería pero Toby no estaba en ningún lado, ahora comenzaba a preocuparme, la siguiente clase ya había comenzado pero no me tome la molestia de entrar, primero debía encontrar a ese chiquillo y hablar seriamente con él.

Recorrí cada rincón de la escuela, estaba a punto de caer en el pánico y la desesperación cuando lo encontré. Estaba en la azotea, el último lugar que se me ocurrió revisar, sentado recargándose en el barandal, con la cabeza agachada, ni siquiera se dio cuenta de mi presencia hasta que estuve frente a él.

Levanto la vista lentamente y cuando se dio cuenta de que era yo intento salir corriendo de nuevo, lo tome del brazo con fuerza impidiendo que se alejara, trato de zafarse un par de veces pero luego desistió, aun no me miraba a los ojos.

-suéltame- dijo en un susurro

-Toby…-

-¡Suéltame!- grito con fuerza a los cuatro vientos

-¡No! Tú y yo debemos hablar…-

-No quiero hablar contigo, así que suéltame de una vez…-

Lo empuje contra el barandal con fuerza y me sujete de este dejando a Toby atrapado entre el vacío y yo, a menos que se lanzara desde la azotea del edificio no tenía otra opción más que hablar conmigo.

-¿Qué demonios pasa contigo?- pregunte apretando los dientes, me hervía la sangre, no sabía por qué se estaba comportando así o porque me evitaba, no nos íbamos a mover hasta que obtuviera respuestas -¿Y bien?-

-No quiero hablar contigo…- su voz fue algo entre un sollozo y un reclamo

-No quieres hablar… bien, entonces hablare yo- no estaba seguro de lo estaba a punto de hacer, pero no tenía alguna otra idea, no era del tipo de chico de palabras dulces y lindas para que alguien bajara la guardia, todo lo contrario, tal vez este no fuera el mejor método, pero no conocía otro -¿en qué demonios estabas pensando? ¿Qué crees que haces vistiéndote de este modo?- cada ve agarraba con más fuerza el barandal, Toby seguía sin mirarme -¿crees que me gusta? Acaso piensas que me agrada que todo el mundo te mire y hable de ti, crees que tengo ganas de compartirte con el mundo- y mi voz se elevaba cada vez más y más -¿es que acaso no logras entenderlo? No quiero que nadie más te mire, no quiero que nadie más hable de ti, no quiero que nadie más te toque- mis nudillos estaban blancos, mi cuerpo completamente pegado al suyo, mi corazón se agitaba como loco, agache un poco la cabeza para susurrarle –No quiero que seas de nadie más, solo mío-

~~~~~Toby~~~~~

Sentía como si estuviera a punto de desmayarme, todo el cuerpo me temblaba y estaba helado, aun cuando mi corazón y respiración estaban a mil por hora sentía como si esto fueran a detenerse en cualquier momento. Aun sentía su cálido aliento sobre mi oído, su cuerpo ten cerca del mío, como un fuego que se propagaba en mi dirección.

No lograba entenderlo, quería preguntarle mil cosas pero no podía hablar, tenía un nudo enorme en la garganta. Lentamente levante el rostro hasta encontrarme con su mirada, en un primer vistazo me pareció fría y enfadada, pero más allá pude encontrar genuina preocupación, y algo más…

-Entonces… ¿Por qué…?- mi voz era apenas un susurro casi inaudible, aunque por nuestra cercanía el seguro lo escucharía -¿Por qué me miraste de aquel modo?-

-¿Qué?- Chris parecía desconcertado -¿te refieres a esta mañana?- asentí levemente y el suspiro profundamente –definitivamente no es lo que tú piensas…-

-Entonces que es- esta vez mi voz se elevó, tome con fuerza el frente de su camisa

-Ya te lo dije- estaba serio, el azul de sus ojos parecía más profundo –no quiero que nadie más te mire ni hable de ti, quiero que solo seas mío-

Y mientras pronunciaba aquellas palabras se acercaba más y más, nuestros labios se rozaron apenas un poco, una corriente eléctrica recorrió mi columna en aquel momento, mis ojos se cerraron lentamente y pronto sentí su cercanía, nuestros labios juntos en una pequeña y dulce danza, sus manos me rodearon por la cintura, yo estaba seguro de que rompería su camisa por la fuerza con la que me agarraba de ella, tuvimos que separarnos pues el aire ya nos hacía falta.

-espero que con eso te quede claro- sonrió de medio lado, sentí como algo se derretía dentro de mi

-¡Chris! ¡Chris estas aquí!- una voz gritaba su nombre cerca, supuse que desde las escaleras, intente alejarme un poco del pero solo intensifico su agarre en mi cintura

Ian apareció por las escaleras un segundo después y en cuanto nos miró de aquel modo una sonrisa se dibujó en sus labios, de oreja a oreja, Chris sonrió de igual manera al verlo, yo solo sentí como mi rostro se encendía igual que un semáforo.

-Demonios, juro que no quería interrumpirlos, enserio- y su voz resulto tan natural, como si ya nos hubiera encontrado de aquel modo cientos de veces antes, yo moría de vergüenza –pero… Chris, será mejor que vengas conmigo- y entonces su gesto cambio, por completo, la seriedad se dibujó en sus facciones y Chris puso mala cara, como si ya supiera de qué iba todo aquello

-tú y yo no hemos terminado- me susurro mientras se alejaba a donde su amigo se encontraba

-pero…-

-shhhh, vuelve al salón pronto- me dedico una sonrisa, una de esas que no había visto más que el viernes pasado, una que aceleraba mi corazón; de inmediato Ian se acercó a susurrarle algo, ambos se pusieron aun más serios, volvió a mirarme –quédate aquí, no bajes hasta que yo vuelva por ti ¿de acuerdo?- su voz sonó fría, calculadora, como si en su cabeza ya estuviera maquilando un plan o algo así, estaba a punto de reprocharle -¡¿De acuerdo?!- y en el fondo de todo aquello reconocí el verdadera sentimiento, preocupación.

Asentí rápidamente, el dio media vuelta y comenzó a bajar, Ian me miro sonriente, aunque no era verdadera me hizo sentir un poco menos preocupado, hizo un gesto de despedida y siguió a Chris escaleras abajo.

¿Qué estaba pasando? Estaba tentado a bajar y averiguarlo pero lo cierto era que aún no me atrevía a enfrentarme de frente a Chris, y si iba en contra de lo que me había dicho seguro me metía en problemas, no quería problemas con él, mucho menos ahora.

Me deje caer de nuevo hasta el suelo, levantando la vista al cielo, ya no podía ocultarlo, ya no podía evadirlo, Chris me gustaba, mucho, demasiado ¿le gustaría yo de igual manera? Me mordí el labio, aun sentía el fantasma del beso, los recuerdos de aquella tarde aun rondaban mis pensamientos. Solo el aceleraba mi corazón, cortaba mi respiración, me hacía temblar y sentirme tan vivo al mismo tiempo. Solo él.

-Vaya, vaya ¿miren quien está aquí?-

Aquella voz no me sonó conocida, me puse tenso y baje la vista hasta el chico que lentamente cerraba la puerta de las escaleras, una media sonrisa se extendía por su rostro, caminaba con paso lento en mi dirección. Al principio no tuve la menor idea de quien era él, no estaba en mi clase, o en alguno de los clubs de los que formaba parte, llevaba el mismo uniforme así que claro que asistía al colegio pero…

Y de pronto su imagen llego a mi como una revelación, lo mire de arriba abajo, su mano izquierda estaba vendada, eso solo confirmaba mis sospechas, era él, el chico al que Chris había golpeado una semana atrás.

-ya me reconoces- su sonrisa se hizo aun más grande, una herida en su labio se abrió de nuevo, una pequeña gota de sangre apareció y el la limpio con su manga despreocupado, seguía caminando en mi dirección

Me puse de pie en un salto pero él ya estaba lo suficientemente cerca, se lanzó sobre mí, derribándome, forcejeamos en el suelo pero yo no era precisamente atlético así que pronto me encontré con el sobre mí, sosteniendo mis muñecas sobre mi cabeza, el corazón se salía de mi pecho, tenía un nudo enorme en la garganta

-Chris no está para protegerte ahora- susurro

~~~~~Chris~~~~~

Tuve contenerme sobre manera para no lanzar el escritorio de Toby por la ventana, apreté los puños con fuerza a los costados, alguien iba a pagar por aquello, yo los iba a hacer pagar. Ian toco mi hombro levemente con gesto serio, seguro que el sabía lo que pensaba, el resto de los chicos estaban fuera del salón, cuidando que nadie más se acercara a ver aquella escena.

-No sabemos quién lo hizo- Ian hablaba con calma, supuse que lo hacía para tratar de tranquilizarme pero no estaba funcionando –cuando volvimos del auditorio ya estaba así-

Pase la mano sobre el escritorio de Toby, como si esperara que con eso aquellas palabras fueran borradas de la madera, alguien había tenido la osadía de pintar un mensaje sobre su escritorio, “Serás mío” resplandecía en letras negras. Ya sabía quién había hecho aquello.

-No sabemos si fue Leo- se apresuró a decir mi amigo, como si leyera mi mente

-claro que fue el ¿Quién más haría algo así?- me aleje del escritorio de Toby, lo primero que tenía que hacer era cambiarlo, no quería que él se enterara de todo aquello

-las chicas están bastante locas también- se encogió de hombros –y con ese cambio que se hizo, ya sabes, alguien pudo habérselo tomado con excesiva seriedad-

Gire para verlo, dedicándole una mirada de “no puedes hablar enserio” él se encogió de hombros y fue hasta mi lentamente

-¿Qué harás ahora?-

-lo matare, como debí haberlo hecho la semana pasada…-

-Chris…-

-¡Chris!- Andrew entro agitado al salón, su gesto hizo que me pusiera tenso –algo está pasando-

-¿Qué sucede?- pregunto Ian de inmediato

-no lo sé…- se tomó unos segundos para tomar aire –pero seguramente algo está ocurriendo, vi a los amigos de Leo cuidando las escaleras que llevan a la azotea…-

El resto fue historia, en cuanto escuche aquello salí corriendo de vuelta a donde había estado hacia unos minutos, tenía la leve sensación de que el resto de los chicos me seguía, que Ian me gritaba algo pero en aquel momento no era capaz de pensar en nada mas que no fuera Toby.

Tenía que salvarlo.

En cuanto llegue a las escaleras me encontré con un pequeña muralla, los amigos de Leo me bloqueaban el paso, ya no pude contenerme, ni pensaba hacerlo de igual modo, me lanza contra el primero que se me puso enfrente y ambos caímos al suelo, sentí como alguien más me golpeaba pero pronto Ian me lo quitó de encima, unos segundos después aquel espacio de escaleras se había vuelto un campo de batalla, mis amigos no dudaron en ayudarme, aun cuando no sabían el motivo verdadero motivo por el cual protegía a Toby, “Es el hijo de la mejor amiga de su madre” era lo que Ian decía en cuanto alguien preguntaba, en aquel momento ni yo sabía bien por que daba la cara por el

-¡Corre!- me grito Ian en cuanto golpeo al chico que tenía encima –nosotros nos encargamos- me empujo escaleras arriba antes de lanzarse sobre alguien mas

Alcance a ver el pequeño montón de gente que éramos, nosotros contra ellos, lanzando golpes a diestra y siniestra en todas direcciones, ya después tendría que pensar en una forma de agradecerles a mis amigos por todo aquello.

Subí las escaleras lo más rápido que pude y me lance de lleno contra la puerta en cuanto vi que esta estaba cerrada, tembló y se sacudió pero no cedió, me lance de nuevo, una y otra vez, un dolor punzante comenzó a extenderse desde mi hombro hacia todo mi brazo, no me importaba, lo único que quería era derribar aquella puerta para matar a Leo.

-¡Ayúdame!- aquel grito llego débil atreves de la puerta -¡Chris!- la voz de Toby era baja, apenas un susurro en el viento

Me lance una vez más contra la puerta, esta finalmente cedió, aterrice en el suelo en una nube de polvo, los gritos de Toby eran más fuertes ahora. Pude verlos más allá, forcejeando, Leo estaba sobre él, Toby no podía quitárselo de encima no importa cuanto lo intentara.

Después de eso todo fue muy rápido, yo lanzándome sobre Leo para quitárselo de encima a Toby, yo golpeando a un chico sin piedad, yo insultando y gritando cientos de advertencias que ya había hecho antes, yo mirando con desprecio el rostro sangrante de alguien, yo siendo apartado por Toby antes de que fuera más halla.

Pronto era arrastrado por Toby, bajábamos a toda velocidad por las escaleras de emergencia, el no soltaba mi mano a pesar de que no dejaba de temblar y no se detuvo ni un momento hasta que estuvimos considerablemente lejos de la escuela, fue entonces cuando me quede quieto, el intento jalarme, seguir corriendo pero apenas y podía mantenerse en pie. Lo tome entre mis brazos y lo acerque a mí.

Solo necesitaba saber que estaba bien, que nada le había pasado, que no había llegado tarde, que había podido protegerlo.

-Estoy bien- susurro, poco a poco dejo de temblar y se apartó un poco para mirarme a los ojos -¿y tú?-

Estaba seguro de que mi brazo estaba lastimado, seguramente tendría varios golpes por el rostro y el resto del cuerpo, sentía como si fuera a desvanecerme en cualquier momento, pero asentí, solo importaba que él estuviera bien, ya lidiaría con lo demás después.